Sito detesta el campo, el olor a purines y la vida de pueblo, pero nunca ha salido de la zona rural donde nació, ni parece que la posibilidad de hacerlo pueda calmar su malestar. Atraído por un fuerte deseo hacia la erótica masculina, Sito vive inmerso en una cruzada para destruir los estímulos que le conectan con esos sentimientos reprimidos que tiene latentes dentro de sí. A partir de estas circunstancias, la violencia aparece de manera incontrolada.