Corre el siglo XVII. El rey ha encargado al pintor Juan Luis un cuadro de la inmaculada. Juan Luis, con su criado Rodrigo, llega a Toledo para que Constancia, la criada del ”Mesón Sevillano”, le sirva de modelo. Pero una vez allí descubre que la modelo ideal es Raquel, la hija del armero Maese Andrés.