Charlotte, más conocida como Charlie, es una actriz de teatro cuya última obra ha sido un fracaso. No le ayuda mucho la columna semanal de Peter, amigo de la infancia que estuvo enamorada de ella (y todavía lo está), donde resaltaba los aspectos negativos de su trabajo. En tal tesitura, Peter, conmovido por la muerte del tipo que limpiaba las ventanas de su estudio, que deja dos huérfanos, lanza una campaña apoyando su adopción. El agente de Charlie se entera, y decide que la adopción será una magnífica promoción para la carrera de su actriz.